martes, 19 de febrero de 2008

EL BONDAGE, Vaya tela


Se llama bondage, al acto de impedir el movimiento de alguien mediante ataduras.
Puede ser físico o simbólico y puede realizarse de muchas formas.
Los beneficios que se sacan del bondage varían según la personalidad de cada uno, algunos piensan que sentirse atados favorece las descargas de adrenalina en el cerebro, aumenta la tensión sexual y libera ondas alfa que son las que se emiten en estado hipnótico o de atención difusa, similar al producido por la televisión o por la conducción en un carretera recta en medio de la noche.
Otros prefieren estrechar o tirar de las ligaduras para favorecer el flujo de adrenalina y euforia. Los hombres que en general suelen ser mucho más fuertes que sus compañeras y que sin embargo desean un intercambio más equilibrado prefieren un bondage parcial que los haga sentir casi indefensos en manos de sus amantes, otros aumentan su autoestima descubriendo que a pesar de las ligaduras son capaces de dominar por la palabra o de otro modo.
Muchos sienten que las ataduras les liberan de tener que cumplir sexualmente, o de tener que ser activos, esto les permite relajarse y disfrutar de las sensaciones que su pareja está provocando en ellos.
En la mayoría de los casos el bondage permite relajarse y disfrutar tanto si uno es dominante como si no lo es, despreocuparse de la situación y sólo sentir, es algo que muy pocos pueden hacer en una relación paritaria. El prisionero no se siente responsable de lo que está pasando ni culpable por lo que el otro le hace aunque sean cosas con las que fantaseó largamente, pero que sus culpas o inhibiciones no le permitieron demandar. El que lleva a cabo el bondage experimenta una liberación similar a causa de la sensación de poder que se siente cuando se tiene a un ser humano entre las manos, aunque la cortesía de la relación obliga al dominante a no hacer nada que pueda molestar al dominado.

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